Educación
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TEMPRANA
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Creando un mundo de amor para tu bebé
Una alimentación saludable y equilibrada es recomendable para cualquier persona, pero hay ciertos momentos en los que se hace más necesario cuidar lo que se come. Una de estas etapas es el embarazo (Delgado, 2020). Durante el embarazo la dieta debe ser rica y variada, se debe comer con sentido común, No pueden faltar verduras, pasta, arroz, carne, fruta, lácteos (sin pasarse porque también un exceso es malo). Mantener una dieta saludable ayuda en el desarrollo físico del feto, además fortalece su sistema inmune para que al nacer no se presenten complicaciones de salud en el neonato.
Es importante mantener buenos hábitos alimenticios para prevenir enfermedades graves como la listeriosis o la toxoplasmosis. Recomendaciones importantes que permitirán prevenir problemas durante la gestación que puedan afectar tanto al feto como a la madre
Dieta básica para la mujer embarazada
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Un buen desayuno debería contener, según el doctor Martínez Ramiro, carbohidratos de absorción lenta (leche, fruta, queso, pan) y proteínas (pavo, huevo).
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A media mañana se puede tomar fruta.
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En la comida del mediodía, es recomendable incluir pasta, arroz, legumbres. Los cereales deberían tomarse dos veces por semana.
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A media tarde, la embarazada puede tomar fruta o algo de proteína
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En la cena es aconsejable comer proteína (carne suave o pescado), ensalada y lácteos. Es bueno evitar carbohidratos de absorción lenta para poder dormir bien, sin sensación de pesadez.
Cuidados alimenticios
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Evita los alimentos crudos: lácteos de leche cruda, pescado, marisco, carne.
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Evita cualquier producto de charcutería: embutidos, patés, etc.
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Asegúrate de que la carne esté bien hecha antes de consumirla.
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Lavar bien las frutas y verduras antes de prepararlas, y mejor añadiendo un poco de vinagre al agua del lavado.
Además de ello hay algunos otros alimentos que se debe evitar o en todo caso limitar su consumo durante el embarazo:
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Cafeína: puede traspasar la barrera de la placenta y llegar al feto, ocasionando que este nazca con poco peso.
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Azúcar: reducir su consumo contribuye a evitar el aumento de peso de la madre y prevenir una posible diabetes gestacional, lo que podría complicar el embarazo y el parto, con riesgo para el feto.
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Sal: puede ocasionar hipertensión arterial y retención de líquidos.
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Pescados de gran tamaño, como el emperador, el atún o el bonito, dado que tienen un alto contenido en mercurio que podría afectar al desarrollo del feto por ser altamente neurotóxico.
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Alcohol: puede producir en el feto lo que se conoce como síndrome fetal alcohólico, una enfermedad que le acompañaría durante toda su vida.
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Alimentos precocinados: suelen contener grasas de mala calidad (saturadas).
Por último, conviene intensificar las medidas higiénicas relacionadas con la alimentación con el fin de evitar intoxicaciones alimentarias:
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Lavarse las manos antes y después de manipular los alimentos, con agua caliente y jabón.
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Lavar tablas de picar, platos, superficies y utensilios de cocina con jabón y agua caliente después del contacto con carne cruda, aves, mariscos, huevos o frutas y verduras frescas sin lavar.
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Las carnes, aves y pescados crudos siempre deben colocarse separados de los alimentos cocidos o listos para consumir.
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Lavar la fruta y la verdura cruda antes de comerla.
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Quitar y desechar las hojas de afuera de la lechuga y similares.
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Cortar las partes de frutas y verduras que se han echado a perder porque pueden contener bacterias.
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La comida sobrante debe meterse inmediatamente en el frigorífico y no hay que consumirla sin calentarla previamente.
Bibliografía
Delgado, D. (2020). Natelben.com. Obtenido de Natalben.com: https://www.natalben.com/alimentacion-sana-embarazo
Folgado, A. C. (4 de mayo de 2015). Guiainfantil.com. Obtenido de Guiainfantil.com: https://www.guiainfantil.com