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Todos los seres humanos necesitamos afecto, y es así como nuestra propia existencia se origina en un acto de amor.

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Los estudios y los medios al alcance de los investigadores permiten asegurar que cuanta mayor estimulación reciba el niño o la niña en su etapa prenatal, mayor será el nivel de adaptación al nuevo ambiente desde el momento del nacimiento, y las posibilidades de que pueda desarrollar ampliamente su potencial se ven incrementadas.

Las actitudes y los sentimientos maternales dejan una marca permanente en la futura personalidad del niño o la niña. Esto no significa que toda duda, ansiedad o preocupación ocasional repercutan sobre el niño o niña. Le afectarán los sentimientos profundos y constantes. Son muchos los factores que intervienen en la formación del nuevo ser, los sentimientos maternales son uno de los factores que, a diferencia de otros, como la herencia genética, pueden ser controlados y convertidos en una fuerza positiva.

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El papel del padre en el embarazo es de vital importancia. Un hombre cariñoso y sensible proporciona un sistema constante de apoyo emocional para la futura madre. También puede ejercer como padre desde el momento de la concepción y establecer un vínculo afectivo y de comunicación con su hijo o hija no nacido.

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Aún no está suficientemente estudiada la fase intrauterina del desarrollo psicoafectivo en los seres humanos, pero es innegable su extraordinaria importancia, relacionada con la diferencia entre ser deseado y recibido con el corazón pleno de felicidad, o ser rechazado y luego aceptado con mayor o menor grado de afectividad. Es decir, no es lo mismo que un hijo sea concebido primero en la mente de los padres, deseando consciente, responsable y amorosamente que él o ella lleguen a sus vidas, que concebirlo “accidentalmente”, porque se olvidó el uso del preservativo u otro mecanismo de planificación familiar (Dueñas, 2020).

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Es importante que la madre conozca que:

  • El nivel de adaptación del bebé después del nacimiento depende en gran medida de los estímulos que haya recibido en su etapa prenatal.

  • Las emociones, pensamientos y sentimientos positivos de la madre tienen un efecto potencialmente benéfico en el bebé intrauterino.

  • Las emociones, pensamientos y sentimientos negativos no tienen efectos sobre el bebé.

  • El bebé intrauterino tiene una vida emocionalmente activa.

  • Las experiencias dentro del útero no tienen impresión alguna en la formación del carácter del bebé.

  • El ejercicio de la maternidad comienza desde la concepción.

 

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¿Cómo fortalecer el vínculo afectivo con el bebé?

Durante los tres primeros meses de vida, el desarrollo afectivo del bebé está en plena evolución, aunque sus demostraciones de afecto no sean evidentes. Necesita protección y cuidados y lo único que los padres pueden esperar del bebé es la expresión de su propio placer: el sosiego, la calma, y consecuentemente el sueño relajado, y su apetito por la lactancia materna (Guiainfantil, 2018).

Durante los tres primeros meses de vida, al recibir el pecho o el biberón, el bebé estudia al detalle el rostro de su madre, sigue sus movimientos y analiza sus expresiones. El calor, el olor y el tacto, así como el tono de la voz de su madre proporcionan al bebé placer y bienestar. El seno materno es el estímulo afectivo más completo para un bebé en los tres primeros meses de su vida.

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En esta etapa, la madre puede establecer y fortalecer los lazos afectivos con su bebé, mientras le da de mamar:

  • Tocando y acariciando la mejilla del pequeño

  • Conversando con él

  • Fijando la mirada en sus reacciones

  • Concentrando toda la atención en el pequeño

  • Evitando realizar otras actividades paralelas

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A medida el niño va creciendo la madre debe formar un apego seguro hacia el niño pequeño y estar pendiente de sus necesidades (Infosalus, 2015). A continuación, consejos para formar un apego seguro con el bebé.

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  • Atender las necesidades del bebé: hay que ajustar las respuestas a las necesidades del niño y estar a su lado cuando este lo necesite.

  • Ser accesible: lo que supone estar disponible interpretar las necesidades del niño de una forma adecuada.

  • Adaptarse a los cambios evolutivos: hay que fomentar la autonomía del niño, lo que no significa no atender al niño, sino, sentar las bases por su aprendizaje.

  • Prevenir la inconsistencia: esto supone una coherencia en los cuidados al mantener una misma respuesta ante una misma conducta del pequeño o evitar atender en unos momentos si y en otros no.

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Vinculo afectivo de la madre con el bebé en el embarzao

Cambios emocionales de la madre durante el embarazo

Vinculo afectivo con el bebé despues de nacer

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Bibliografía

Dueñas, O. H. (5 de agosto de 2020). Embarazo, Parto, Lactancia y Vinculo Afectivo. Revista colombiana de pediatria. Obtenido de https://encolombia.com/medicina/revistas-medicas/pediatria/vp-331/embarazo_pediatria33-1/

Guiainfantil. (9 de abril de 2018). Guiainfantil.com. Obtenido de Guiainfantil.com: https://www.guiainfantil.com/1365/el-desarrollo-afectivo-en-el-primer-ano-del-bebe.html

Infosalus. (16 de enero de 2015). Infosalus.com. Obtenido de Infosalus.com: https://www.infosalus.com/asistencia/noticia-apego-vinculo-mas-necesario-primer-ano-vida-20150116091702.html

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